Christian Devia empezó a ir a la cancha cuando asumió como secretario general de Racing, por pedido de su íntimo amigo Gastón Cogorno ex presidente del club de Avellaneda. En ese entonces, vivía en La Matanza, en un modesto departamento de tres ambientes. Y de a poco se fue haciendo hincha de Racing, por interés y negocios.
Luego de la salida de Cogorno, y tras la asunción de Víctor Blanco como presidente, Devia negoció y se quedó como secretario General del club, traicionando a su íntimo amigo. Y rápidamente se convirtió en testaferro de su nuevo jefe: Víctor Blanco.
Hasta acá el veloz ascenso de Devia era sospechoso, pero nada concreto en la Justicia para investigarlo, hasta que salió a la luz una causa abierta por administración fraudulenta en el club de Avellaneda. La causa con proceso contra el candidato a presidente de Racing está radicada en el Departamento Judicial de Lomas de Zamora y en el Juzgado de Garantías de Avellaneda.
CONTACTOS POLÍTICOS, SINDICALES Y CRECIMIENTO PATRIMONIAL EXORBITANTE
Devia se movió rápidamente en el ámbito político y conoció a Alejandro Amor, un kirchnerista miembro del Sindicato de Municipales de la Ciudad de Buenos Aires. Desde allí, comenzó los negociados con los trabajadores de CABA y desde la obra social ObSBA. Y desde ese entonces, su crecimiento patrimonial mediante negocios espurios ha sido desorbitante.
Su alianza con el kirchnerismo lo encumbró a los negociados en la política, y fue mediante sus vínculos con La Cámpora, que se llenó los bolsillos con dinero proveniente de la provincia de Buenos Aires. Su operador también tiene un prontuario en la Justicia: Fabián “Conu” Rodríguez, mano derecha de Máximo Kirchner, investigado por maniobras ilegales de inteligencia.
En lo que respecta a su patrimonio, Devia pasó de vivir en La Matanza a una mansión en un country de Canning, Ezeiza. Maneja una camioneta Audi Q6, valuada en 185 mil dólares, y se transformó en un importante constructor de edificios en zona norte. Veloz para moverse en los negocios y en la política, Devia es el delfín y empleado de Víctor Blanco, que lo pretende utilizar para perpetuarse en el poder en Racing, manejando al club desde las sombras.